Al lado del colegio colinda un parque que un día gracias a un acuerdo entre directivas y Junta de Acción Comunal, se consiguió y donde las familias bajo la iniciativa de un padre de familia y un sabedor muisca, construyeron una maloca y huertas a su alrededor.
Pero llegó la pandemia y con ello no solo la pérdida de muchas personas, sino de algunos acuerdos. Al regresar este espacio había sido ocupado y destruido en algunos rincones.
Ahora, los guaguitas y guambitos, junto a las Kompas maestras, nos encontramos en un diálogo de paz con la JAL, para poder ser parte de nuevo de este proceso.
Lo primero fue dialogar, escuchar y empezar a visitar, así logramos que la sabedora de la siembra nos enseñará de las nuevas siembras que han conseguido.
Posteriormente, acordamos un pedazo de parcela para poder sembrar y es allí donde actualmente también los niños y niñas del JAS, siembran semillas, pero también esperanzas, alegrías y la posibilidad de perdonar, restaurar y volver a comenzar.
Y así como en Colombia, muchas de nuestras familias han debido dejar sus lugares y desplazarse a otros, dejando todo; de igual manera nosotros estamos aprendiendo a volver a empezar, desde un pedacito de tierra que ahora es nuestro y que cuidamos desde la comunidad JAS y el amor de las infancias.
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